El Community Manager es esa figura misteriosa que no se ve, pero se siente. Notamos su presencia, y sobretodo, vemos el resultado de sus actuaciones; aunque también puede aparecer, y de hecho aparece, cuando menos te lo esperas. Vamos a conocer más datos sobre su modo de actuar:
Actúa en la sombra. Es una figura que se conoce principalmente por sus acciones. No suele figurar en el organigrama de la empresa, ni acudir a las juntas de accionistas… todavía no se le ha otorgado esa consideración dentro de la jerarquía empresarial. En cualquier caso, sí debería trabajar mano a mano con los departamentos responsables de la organización; y especialmente con los de marketing y rr.hh; además de tomar partido en las reuniones de la alta dirección.
Está pendiente de todo cuanto sucede a su alrededor, controlando, expectante; y cuando es necesario, actúa de modo cauto, sigiloso, pero con paso firme y decidido.
Ostenta el poder para construir una gran comunidad, y también para destruirla, es inherente a su cargo. Por esta razón, sus actuaciones precisan de una gestión medida, planificada y cautelosamente ejecutada. La repercusión de su modus operandi es tal, que es tan probable que sea capaz de crear y consolidar una comunidad, como de dilapidarla, hundiendo con ella irremediablemente la reputación de la empresa.
Sobre él recae una gran responsabilidad, en muchos casos no reconocida. De su gestión depende que los usuarios perciban a la marca como un ente perfecto, afín a su modo de pensar; que cuenta con unos valores y personalidad bien definidos, responsable socialmente y preocupada por su entorno. Si no es capaz de transmitir la imagen adecuada, podría suceder que, fruto de una ejecución incorrecta o una mala actuación, la marca fuera considerada como merecedora del más absoluto rechazo. Sabe que el social media es una poderosa armas de doble filo, si no se usa correctamente, su efecto puede volverse en tu contra.
Sus actuaciones están meticulosamente planificadas. Dedica grandes esfuerzos a planificar su estrategia. Establece objetivos tangibles y traza planes de actuación adecuados para todos los frentes. No deja nada a la improvisación, ni consiente que la repercusión de sus acciones escape a su control. Analiza el alcance de su mensaje, monitoriza su trayectoria y extrae conclusiones de los resultados. También se muestra flexible a la hora de reaccionar y readaptar su trayectoria.
Posee mil caras, muestra a cada momento un tono distinto de la comunicación, adopta el lenguaje propio de su interlocutor. Sabe utilizar un lenguaje coloquial o culto; es capaz de mostrarse cortés y educado, pero también jocoso o irónico. No hay mejor modo de hacerte entender que utilizando el mismo lenguaje que tu destinatario.
Camaleónico por definción. Se transforma para adaptarse al entorno en el que se mueve. Igual es miembro espontáneo en un foro, que blogger especializado o un simple usuario que deja un comentario en un post. Pasa en cuestión de segundos de interesado fan en Facebook a intrépido twittero, y por supuesto, siempre en nombre de la entidad a la que representa.
Esta figura misteriosa pero imprescindible en nuestra empresa hace gala de aquella famosa frase: “por sus actos le conoceréis”. A menudo las empresas no son conscientes de su importancia, ni entienden la razón de su existencia ¿quién se encarga de la reputación online de tu empresa?¿cómo debería ser para ti un Community Manager?
Publicado en Puromarketing.com