Crear un tuit requiere una gran responsabilidad, el que cada segundo se lancen miles de ellos a la tuitosfera no significa que sea algo fruto de la improvisación y espontaneidad. El ciclo de vida de un tuit difícilmente llega a una hora, pero cada uno de estos pequeños micromensajes tiene un fin en su existencia, ha sido creado con una intencionalidad propia.
Su creador, incluso, ha de hacer un seguimiento de su trayectoria, un análisis de su recorrido, y evaluación posterior de su impacto; datos que utiliza y aplica para lograr cada vez mejores resultados. No hay que menospreciar ninguna de estas creaciones literarias en potencia. Conozcamos de primera mano el ciclo de vida de uno de estos tuits:
Desde que fue concebido, su destino ya estaba marcado.
Sus padres fueron, doña Estrategia y don Objetivo. Les asistió en el parto un famoso experto…. conocido Community Manager, bajo la atenta supervisión de todo el departamento de Social Media Marketing.
Nació con una clara misión, la que marcaría el devenir de su existencia. Si no cumplía su objetivo, se perdería en el inmenso vacío, entonces sus progenitores deberían encargar su misión a sus nuevos hermanos, quienes verían la luz posteriormente con renovadas energías. El contenido merecía la pena, por lo que sus progenitores probarían con más tuits para ampliar su impacto/alcance.
Contaba ya desde el principio con que su mensaje estaría bien definido; solo tenía una oportunidad, no habría lugar a segundas interpretaciones.
No ocupaba más de 140 caracteres, pero estaban cargados de una mezcla de intencionalidad, información y cierta dosis de creatividad. Se esperaba de él que llegara muy lejos. Tenía un especial interés por ser aceptado, no quería defraudar a sus progenitores. Anhelaba ser Trending Topic, sabía que tenía materia prima para ello, pero es un honor reservado únicamente a unos pocos (http://tamlyn.org/2009/06/how-trendingtopics-works/)
Su alumbramiento fue meticulosamente calculado, tanto el día como la hora. Para ello sus progenitores ya se encargaron de revisar y aplicar todos los medios a su alcance, tanto revisar herramientas como estudiar las tendencias o aplicar experiencias anteriores. Incluso contaba como padrino con un hashtag de primer nivel, que le acompañaría a lo largo de toda su vida, para darle mayor empuje y relevancia.
Finalmente fue enviado al Time Line, esa densa masa formada por miles de tuits recién nacidos como él, donde todos luchaban desesperadamente por sobrevivir. Por fin había llegado su momento, no podía desaprovecharlo. Sabía que solo tenía una oportunidad, era consciente de que tendría que esforzarse al máximo, de él dependía que su minuto de gloria diera sus frutos, o pronto pasaría a mejor vida. Los primeros instantes eran cruciales, es cuando su mensaje podía contar con mayor impulso. A medida que pasaban los minutos, las posibilidades de lograr un mayor alcance se iban desvaneciendo. El tiempo corría en su contra.
Ante todo tenía que llamar la atención, pugnar por hacerse un hueco entre la multitud; deseaba a toda costa ser el elegido. Anhelaba que los tuiteros más influyentes se fijaran en él, eso multiplicaría su esperanza de vida.
Desde el principio, la suerte estuvo de su parte. Causó impacto con su mensaje y pudo experimentar, con gran satisfacción, cómo era acogido por varios usuarios, quienes lo leían atentamente, y hacían clic en su enlace. Unos incluso le dieron un trato preferente, le marcaron como favorito.
Su mayor ilusión fue cuando comenzó a ser retuiteado, se sentía dichoso, su esperanza de vida aumentaba exponencialmente.
Amplió sus horizontes, viajó de un lado a otro; incluso fue mejorado con comentarios de quienes le retuiteaban. Todo iba viento en popa; sus perspectivas se habían superado, se sentía feliz.
Se sintió especialmente realizado cuando su contenido dio lugar a nuevos tuits, comenzando una nueva vida; así pudo formar su propia familia y perpetuar su estirpe. Pese a que su vida apenas duró 40 minutos, pasó mucho tiempo hasta que su contenido cayera en el olvido. Posteriormente sus padres pudieron hacer un seguimiento de cuál había sido su alcance real, tenían motivos para sentirse orgullosos de él.
Éste es el sueño que día a día tienen muchas parejas como doña Estrategia y don Objetivo. La base está en calcular muy bien todos los factores que influyen, para que cada tuit cumpla la función con la que ha sido concebido. ¿Cuál es la esperanza de vida de tus tuits? ¿Cumplen el objetivo con el que han nacido, o se pierden en la vasta tuitosfera nada más ver la luz?